
Nuevo espacio de trabajo
Por Lorena Lozano
ecoLAB abrió las puertas del Almacén Sur de LABoral el pasado día 30 de septiembre. Se trata de una sala anexa al Patio que funcionará hasta finales de año, como espacio de trabajo, visualización, documentación, consulta y también como espacio relacional. Se expone permanentemente la documentación de los procesos desde febrero de 2011 y de los cambios sucedidos en el Patio Sur desde 2009. Para ello se muestran un calendario gráfico, entrevistas en video, una cartografía del no-jardín, un diagrama diseño de los intercambios de materia y energía del sistema y uno de los prototipos de juguetes electrónicos elaborados por Susanna Tesconi. La estación meteorológica toma datos de temperatura, humedad, velocidad y dirección del viento a través de sensores electrónicos colocados en el Patio, y genera a tiempo real datos que David Pello ha comenzado a visualizar en el interior del Almacén a través de una proyección. También se está elaborando un mapa de recursos de la región Atlántica al que se invita al público a completar y una mesa de documentación con bibliografía y publicaciones que relacionan temáticas del arte, la ecología, la biología y la electrónica.
De forma mensual una parte de la exposición se dedica a uno de los proyectos surgidos del trabajo del equipo. Este mes de Octubre está dedicada al carbón y la minería como protagonistas de la conformación del paisaje, la cultura y el desarrollo territorial de la región. Así pues, se puede ver la documentación de dos proyectos que desde ángulos muy distintos, proponen modos de articulación de una visión contemporánea de la minería y el carbón. Por una parte la Boda Negra, performance colectiva celebrada durante el taller eco-sex de Annie Sprinkle y Beth Stephens, en el mes de Julio, y por otra, la visualización de un estudio histórico y contemporáneo del paisaje del Valle de Turón, uno de los valles mineros de Asturias.
Sexo y ecología
Podemos decir, que en el sentido biológico, que el sexo es unión de material genético que produce una forma individual procedente de más de un progenitor. La reproducción precede toda forma de sexo, y se consigue en muchos organismos mediante vías no sexuales; y en muchos organismos el proceso sexual genera un nuevo individuo sin reproducción[1]. La historia de la humanidad ha unido sexo y reproducción a través de preceptos religiosos, jurídicos y médicos que condenan determinadas prácticas sexuales y legitiman otras. Sexo y ecología son conceptos polémicos y problemáticos desde la evolución de la ciudad moderna y el comienzo de la época industrial, desde los primeros conflictos del espacio urbano (contaminación, epidemias, prostitución..), las urgencias económico-demográficas de control de natalidad y la emergencia del psicoanálisis. El sexo como acceso a la vida del cuerpo y de la especie[2].

El concepto de Sex-ecology o Ecosex, al igual que el de postporno, fue desarrollado recientemente por Annie Sprinkle junto a la artista y ecologista Beth Stephens. Es una mezcla entre arte, teoría, educación ecológica-sexual y práctica. Es también una estrategia para crear una relación recíproca y sostenible con el planeta, utilizando la metáfora de la Tierra no como madre si no como amante. Para re-significar esa metáfora de la madre naturaleza, madre tierra, las artistas celebran una boda anual en la que recrean el ritual del casamiento usando como símbolo de su unión un elemento del entorno. En Asturias su casamiento fue catalizado por el carbón como símbolo de un pasado y una conformación social, cultural y territorial. La Boda Negra, performance o ritual que simbólicamente destapa Pompeya, que intenta reconstruir el «Eros de grupo»[3] y abrir posibilidades de prácticas cotidianas de la existencia que nos transforman a nosotros mismos para hacer del mundo un espacio más habitable.
Carbón y agricultura
Carbón e industria, sexo y ecología, articulan las series natural y social en el difícil eje del matrimonio y patrimonio. Y así, de esta geografía del cuerpo vamos al territorio habitado y del tiempo de la ciudad moderna al de la metrópolis contemporánea.
A lo largo de la historia los valles mineros han usado el paisaje como recurso productivo a través de labores tradicionales ligadas al campo, sobre todo en los asentamientos rurales de las laderas de montaña. Durante la segunda mitad del siglo XIX, la mayor parte de las minas fueron de montaña, y su mano de obra era mixta, combinando las labores de campo con las de asalariado en las galerías. En 1909 Patrick Geddes describe gráficamente las formas de explotación de un valle con actividad industrial, una situación trasladable a cualquiera de los valles mineros de Asturias a principios de siglo XX. La sección del valle describe un condición ideal regional-urbana. No se refiere a hecho obvio de que un hinterland geográfico (área de influencia o influencia de un asentamiento) podría soportar una metrópolis de costa, si no que expresa que la teoría de la evolución social de la Ilustración describe el desarrollo de la humanidad a través de cuatro fases de caza, pastoreo y agricultura hacia la sociedad comercial.[4]Actualmente la sociedad comercial se transforma hacia una sociedad del conocimiento y el turismo y se podrían reconocer profesiones o formas de explotación de recursos paisajísticos basados en la estética y la memoria histórica y en la restauración de las ruinas industriales y de cuidado del medio físico-natural. [5] En este proceso de transformación y reconversión existe una gran tensión en la relación ciudad-campo-jardín-museo industrial que requiere prestar atención a la interpretación del patrimonio no como un elemento aislado, sino a escala territorial y paisajística.
Además del riquísimo patrimonio etnográfico e industrial de estos valles, existen elementos que por su repetición e insistencia, se convierten en características del escenario paisajístico de los valles mineros. Estos son la apropiación del suelo en forma de cultivo y autoconstrucción asociado (binomio huerta-chabola). Considerados elementos del paisaje signos de pobreza, suciedad, desorden y decadencia, constituyen un rasgo identitario con muchos valores asociados. ¿Cómo asignar valores asociados a la estética de la infinidad de pequeñas espacios domésticos? ¿No es, acaso, una singularidad cultural local de los valles mineros la puesta en uso de los recursos a través de las estéticas de la necesidad? En Asturias, el elemento de autoconstrucción es la popular chavola (favela/chamizu), una casa de aperos construida con materiales de deshecho. Los cultivos asociados constituyen parte del abastecimiento familiar con variedades locales que han sido seleccionadas durante décadas para obtener las máximas producciones y resistencia a las condiciones climáticas. Además de estas funciones manifiestas de producción para el autoconsumo, cumplen otras funciones latentes, jubilados y pensionistas gozan de este espacio relacional semipúblico. En una dimensión más global, se integran en las dinámicas del valle contribuyendo a la sostenibilidad del ecosistema urbano dado que sus infraestructuras se nutren de materiales residuos reutilizados: plásticos, chapas de metal, bidones re-usados como contenedores de agua…realizando así una gran la labor de limpieza de los márgenes de los ríos y de los vertederos ilegales. En un juego del low tech y el do it yourself (baja tecnología y failo tu mism@), el ingenio del constructor que transforma obstáculos en virtudes y según la necesidad del momento sortea las dificultades de la ladera y las aristas del entramado periurbano. Al mismo tiempo crean un mosaico integrado de setos, parcelas de producción agrícola y espacios domésticos que conforman un nicho de diversidad ecológica en muchos casos tanto o más alta que la diversidad del monte semi-abandonado del mismo valle.

Si consideramos el fenómeno “huerta periurbana” como se define la evolución de algunos cármenes de Granada, como un sistema permeable, difuso, móvil y cambiante[6], este sistema, por sus funciones productivas, relacionales y ecológicas se inscribe en una tradición de uso del terreno en sus límites, lo que le confieren entidad territorial. En este sentido, se hace necesaria una revisión del sistema que conforman las formas de autoconstrucción populares y su relación con el entorno industrial, una aceptación de estos paisajes, reconocimiento de sus potenciales y una actuación de regeneración que combine el desarrollo del patrimonio industrial con fines turístico-culturales y que contenga al propio territorio como experimento y campo de estudio para el desarrollo de nuevas economías verdes. A pesar de la carencia de espacios y actividades agrícolas en las ciudades contemporáneas, ha habido un incremento en el interés por los huertos urbanos en muchas metrópolis contemporáneas. La agricultura urbana se sostiene sobre los debates de salud pública, polución química, modificación genética de los alimentos, soberanía alimentaria, sabiduría popular e intercambio de conocimiento, llegando a convertirse en un reto para el desarrollo en las grandes metrópolis. El sistema de chavolas es un modelo extrapolable para el desarrollo de la agricultura urbana en las zonas periurbanas de otras metrópolis. Muestra la relación intrínseca y primaria entre construcción y cultivo, un binario que se repite en los márgenes de la urbe a través de un lenguaje topiario y que se manifiesta como sistema y representación microscópica de la pulsión entre agrópolis y metrópolis de la ciudad contemporánea.
En la producción y montaje de la exposición han participado Pedro Soler, David Pello, Rubén Suárez de Huerta Guerrilla, Refarmthecity, Paula Pin, Cristina Ferrández, Marianna Nieddu, José Luis Soto y Manuel Carrero de Roa. Han surgido además colaboraciones con el Observatorio de la Sostenibilidad del jardín histórico “Fundación Cristina Enea” y Arteleku, en Donosti.
[1] Lynn Margulis y Andy Sagan, Origins of Sex : Three Billion Years of Genetic Recombination, Yale University Press. 1986
[2] Foucault, Michelle, La Historia de la Sexualidad, Ed. Siglo XXI, 1978.
[3] Guattari, Félix, Las Tres Ecologías, Valencia, PRE-TEXTOS, 1996.
[4] First annotation valley region and region-city, Post–war CIAM, Team X, and the Influence of Patrick Geddes Five Annotations by Volker M. Welter.
[5] Cabrían aquí las nuevas profesiones de guía turístico, jardinero del paisaje-reconstructor, profesional de la cultura y los medios y la atención primaria (proveedores de alimentos y enseres, cuidados sanitarios) y los operarios de plantas de producción de energía.
[6] Maderuelo, Javier Dir. Et al. Paisaje y Patrimonio, Centro de Arte y Naturaleza, Huesca (CDAN), ABADA Editores, 2010
El concepto de ecología como algo relacionado con el sexo y la reproducción es un
concepto pionero. Si visto De esta manera, cualquier mejora en el medio
ambiente será tomada con el máximo cuidado en cómo tomamos el cuidado de
nuestro cuerpo y el sistema reproductivo.